The King of Staten Island es la historia sobre los malditos traumas que causa el fallecimiento de un ser querido. Esa ruta que toma alguien para superar el dolor o, como en el caso de esta película, estancarse en un limbo terrenal sin saber cómo lidiar con el dolor. La trama suena como este mega dramón, pero en realidad es un dramedy (comedia + drama). ¡Gracias a Dios! Porque gracias a su narrativa, la película te causa un par de lágrimas, pero no te carga. Se siente real, sin necesitar escenas corta venas. Además, el comedy timing de Pete Davidson y Bill Burr es espectacular.
Para los que han perdido a un ser querido, se van a identificar fácilmente con esta película. Yo me sentí identificada. Aunque Davidson ha dicho que la película es una carta de amor para su mamá, y es dedicada a su padre, quien falleció el 11 de septiembre de 2011 (yeap, ese día), yo sentí que la película era una carta para todo aquel que se siente perdido luego de perder un ser querido. La trama prácticamente dice que las cosas se van a poner mejor, uno solo tiene que actuar. También dice que no es fácil, pero no imposible.
Davidson calla bocas con su actuación aquí. Uno de mis comediantes favoritos, Burr, es perfecto en su papel como Ray. Lo único que no me encantó fue la duración de la película. Se podía cortar bastante sin perjudicar la trama. Si no fuera por la duración, diría que la película es prácticamente perfecta. Aún así, le recomiendo la película a todo el mundo, dando el disclaimer de que tengan paciencia. Al fin y al cabo, la historia merece ser vista. Es una historia de crecimiento personal y familiar que se conecta bien fácil con los espectadores. Es real, cruda, emocional y humana.
Pete Davidson tiene muchos haters que ahora tendrán que callarse la boca. The King of Staten Island coloca a Davidson en el panteón de actores. El tipo tiene talento y este es solo el comienzo.
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